25 de septiembre de 2011

Experimenta la conexión

Hola a tod@s
Conforme a las intenciones y los objetivos que desde Mundo Conectado nos hemos planteado,el próximo viernes 30 de septiembre, hemos organizado un grupo con el objetivo de vivenciar la conexión.Este grupo es totalmente gratuito y estais todos invitados a participar.También si quereis podeis invitar a todos aquellos que considereis oportuno.
El lugar de encuentro es en el  centro sarkanda de Irún.
Direccion Pza. Antonie D'Abadie, num.7
Hora: a las 19'30.
Desde aquí damos las gracias a Juanjo y Loli,por haberse prestado a ceder su sala totalmente gratuita para la realización de este grupo.
Un saludo,
Feli
Srecretaria Mundo Conectado.

18 de septiembre de 2011

GRUPO DE CONEXION

Hola, 

El próximo sábado día 24 de septiembre, Luisa Gómez ,dirige un grupo de conexión
                                          a través de la TMV


Un saludo, 



17 de septiembre de 2011

GRUPO DE CONEXION

Los días 1y2 de octubre Elenka dirige un grupo de conexión a
traves de la TMV
Desde la asociación Mundo Conectado os invitamos a que lo experimenteis con nosotros
Un saludo.
FELI
Secretaria MUNDO CONECTADO

13 de septiembre de 2011

UNA REACCION DEFENSIVA: EL ESTRES

Bienvenid@

Una de las grandes enfermedades de nuestra sociedad y nuestro tiempo es el estrés. Está asociado a diversas patologías como dispepsias, es decir, problemas de movilidad, sensibilidad o secreción del aparato digestivo en concreto del estómago y del intestino; gastritis, ansiedad, insomnio, depresión, agresividad, neurosis de angustia, trastornos sexuales, hipertensión arterial, infarto de miocardio y trombosis cerebral. 

En realidad, la respuesta de nuestro cuerpo ante un agente estresante, es una respuesta defensiva ante la situación considerada peligrosa. Es la respuesta que nos prepara para afrontar un peligro, ya que todos los mecanismos que se ponen en marcha ayudan a la lucha o huida del peligro que se presenta, prepara al organismo para la acción. 

Así pues este conjunto de respuestas orgánicas, en momentos de peligro real es altamente positiva. El problema llega y surge lo que hemos llamado estrés cuando la situación de peligro no para. En realidad se produce esta enfermedad porque vivimos nuestra vida como una agresión y un peligro constante. Una situación de peligro real se produce en un momento dado y después desaparece. La respuesta del organismo es pues momentánea. En una situación vivida como de peligro y constante en nuestra vida, el organismo está impulsado a una respuesta constante con un gran deterioro de éste. 

Imagina por ejemplo que vas en coche y otro conductor adelanta mientras tú estás adelantando y hay un riesgo grave de colisión; para nuestro ejemplo al final el otro conductor se da cuenta y vuelve a su carril.  Imagina también que en tu trabajo te han comunicado que tu puesto puede estar en peligro si no rindes y llegas a los objetivos que ha planteado la empresa.  En ese momento, tu organismo responde de la siguiente manera: 

Se movilizan las defensas del organismo. Es decir hay un aumento de tu sistema inmunológico para una reacción ante una agresión hacia el cuerpo.  En el caso de tu puesto de trabajo ocurre lo mismo, sólo que no es un instante sino un periodo largo de tiempo en el que hay un aumento de actividad en él. Esto suele generar a la larga un déficit en el sistema inmunológico ya que este se resiente de tanta actividad. 

Aumenta el ritmo cardíaco ya que el corazón bombea más sangre para aportar el oxígeno necesario a los músculos para la acción ante el peligro. En el puesto de trabajo también ocurre, y el corazón empieza a latir más deprisa que lo normal durante periodos largos, produciendo a la larga cardiopatías.

Por la misma razón anterior, se contrae el bazo y se producen más cantidad de glóbulos rojos que son los encargados de oxigenar todo el cuerpo. Ante una situación alargada en el tiempo, suelen aparecer problemas de bazo. 

Se redistribuye la sangre que abandona sitios "menos importantes"como la piel o las vísceras que en ese momento no tienen mucha relevancia, para centrarse en las zonas de acción como son el cerebro, los músculos y el corazón. En situación de peligro constante ocurre que la piel no se oxigena debidamene produciéndose eccemas o sarpullidos, y la falta de irrigación de las vísceras puede producir mal funcionamiento de éstas. 

Aumenta el ritmo respiratorio. El organismo para afrontar el peligro necesita como ya he dicho mayor cantidad de oxígeno que se toma del aire y ante la actividad vertiginosa que se está produciendo, también necesita mayor expulsión del anhídrido carbónico. La respiración suele ser alta, es decir, clavicular para dar mayor aporte de oxígeno con mayor rapidez. En la situación de estrés, esta respiración se vuelve habitual. 

Aumenta la capacidad de coagulación de la sangre. Esta reacción se debe a posibles heridas al afrontar la situación de peligro. En la situación de estrés prolongado el aumento de esta capacidad hace que la sangre pierda su fluidez equilibradora en condiciones normales. 

Aumenta la secreción de las gládulas suprarrenales de adrenalina y noradrenalina que son las hormonas que hacen que todo se prepare para la acción, son las causantes de todas las reacciones anteriormente descritas. Estas dos hormonas tienen que ver con las reacciones emocionales de ira, y es por ello que aumenta la agresividad. En una situación de peligro puntual ésta sirve para la defensa, sin embargo en el estrés prolongado puede causar situaciones familiares o sociales conflictivas. 

La respuesta del organismo ante un peligro real es altamente positiva y fascinante. El problema en la enfermedad del estrés no es la respuesta sino el tiempo de respuesta. Todas estas reacciones son eficaces en periodos cortos; ante el estrés prolongado el organismo llega al agotamiento y produce todo tipo de alteraciones. 

Es pues muy necesario que la situación estresante sea trabajada percibiendo cuáles son los factores que hacen que la situación sea concebida como de peligro real para nuestra supervivencia cuando en la mayoría de los casos no lo es. Estamos tan habituados a las reacciones ante el estrés que incluso las consideramos positivas y son muy valoradas en determinados puestos de trabajo. Sin embargo, aunque la persona pueda funcionar en estas condiciones, incluso rindiendo al principio en mejor y mayor grado, a la larga aparecen disfunciones.

Consideramos en nuestra sociedad que la alta funcionabilidad depende de un grado mayor o menor de estrés. Le llamamos retos. Pero lo que se nos está olvidando es que se puede hacer lo mismo con una actitud diferente de tranquilidad y sosiego, es decir sin percibirla como peligrosa. Con esta actitud incluso lo haremos mejor porque al final en la situación estresante sólo nos movemos por el peligro que percibimos. Si no existe la percepción de peligro, la capacidad del pensamiento divergente aparece y podemos encontrar múltiples posibilidades de respuesta, sin los perjuicios para nuestra salud que el estrés nos acarrea. 

Hasta la próxima. 
Que la luz de tu corazón guíe tu camino. 






















5 de septiembre de 2011

OBLIGACIONES Y CONFLICTOS DE INFORMACION

Bienvenid@.

Hoy quiero compartir contigo mis reflexiones sobre las obligaciones, porque este fin de semana la vida me ha dado  otra circunstancia para vivenciar en mi misma cómo nos solemos comportar y sentir ante circunstancias "obligadas". 

Ya describir algo como obligatorio indica que existe conflicto dentro de nosotros. Eso nos hace sentirnos mal; indica que para nosotros, sea lo que sea, es algo que tenemos que realizar y una parte de nosotros no quiere. Esa parte puede rebelarse de forma exacerbada o puede parecer aceptar la situación, pero envía mensajitos de malestar y de frustración, dependiendo de la fuerza y contundencia de la situación y de la parte misma. 

La obligación indica también que por nuestros propios conceptos morales, por miedo a las consecuencias o por  no saber cómo afrontar la evitación de la situación "obligatoria", predomina la elección de realizarla, acallando de diversas maneras la parte o partes que se niegan a hacerlo. 

Habitualmente el "tengo que hacerlo" se encuentra en nuestro centro racional,  y el "no quiero" en nuestros centros o emocional o instintivo. Este conflicto tiene como consecuencia que perdamos la alegría, ya que un conflicto interno gasta muchísima energía, y a menudo también hace que perdamos la ilusión por hacer algo, ya que nuestro centro emocional se resiente. Cuando es el centro instintivo el que es el actor de la rebelión,  el hecho de desoir a éste acaba siendo un desoir a aquello que se necesita para nuestra supervivencia y produce una clara alteración de nuestro cuerpo y de nuestro bienestar. Además en todos los casos se reafirma un valor altamente peligroso para nosotros: "yo no soy importante, por ello mis necesidades no son importantes". 

Para atajar de raiz esta situación de conflicto interno, no es necesario que a partir de ahora sólo hagas lo que quieres hacer. Este conflicto es ante todo un conflicto informacional. Las informaciones de tu centro racional, por educación, por miedo resuenan con un campo diferente al de tu centro emocional o al de tu centro instintivo. En principio es necesario escuchar estas informaciones que suelen ser desoidas o acalladas porque imperan las de tu centro racional. 

Cuando vivimos desde el "tengo que hacer", siempre hay algo en nuestro interior que se resiente porque la concepción de nuestra vida es la de la imposición. Además si reflexionas un momento en las situaciones en las que te dices "tengo que..." verás que sólo te mueves en dos parámetros: "tengo que hacerlo" y "no lo hago". El sí y el no. Sólo te estás moviendo desde la información racional, desde una perspectiva que no abarca todas las posibilidades. Porque podrías por ejemplo hacerlo pero cambiar la forma de hacerlo; o podrías hacerlo y no hacerlo; o podrías hacerlo en algún momento y en otro dejar de hacerlo; o podrías hacerlo y escuchar tus necesidades; o podrías no hacerlo definitivamente; o mientras lo haces podrías buscar la forma de dejar de hacerlo; o podrías hacerlo dejando de percibirlo como una obligación absoluta y sin sentirte obligado a hacerlo. 

Y cada posibilidad te lleva a un estar diferente pero con un nexo en común. Vivir como si la vida fuera una imposición es frustrante, deprimente y perjudicial para ti. Concebir tu existencia en una sucesión de obligaciones sólo te lleva a no vivir sino a aparentar que vives cuando en realidad te encuentras en una jaula de "tengo que hacer".  Si estás en esta situación, no estás afrontando retos en tu vida, sólo te cargas con obligaciones que las vives como cargas impuestas desde fuera. Olvídate de eso porque una cosa es vivenciar un reto, otra muy distinta es vivenciar una obligación.  Y, ante todo, date cuenta de que la imposición no viene de fuera, es tu forma de reacción ante situaciones, viene de dentro. Permítete sentirte libre para elegir. 

Para ello empieza con un sencillo ejercicio: 

Cada vez que pienses o te oigas decir "tengo que hacer", cámbialo de inmediato por "elijo hacerlo aunque no quiera hacerlo". Con esta sencilla frase empiezas a modificar un hábito de pensamiento y por ello tu centro racional se sorprenderá y querrá conocer por qué eliges hacerlo. Dale las respuestas. Elijo hacerlo porque.......  Luego de que tengas las respuestas, percibe cuáles son tus sensaciones corporales ante éstas.  Así empiezas a escuchar informaciones procedentes de los otros centros. 

Con este ejercicio  no cambias la información, pero te ayuda a conocer y percibir cuáles son las medidas de tu jaula y empiezas a cambiar hábitos de tu centro racional  ante determinadas situaciones.

Que la luz de tu corazón guíe tu camino.
Elenka